Pues ya estoy aquí de nuevo en la soledad de mí y mi ordenador. Yo y mi otro yo.
El viaje a Israel fue casi inverosímil. La ciudad sitiada, sitiada de soldados, sitiada de mercados. Mercaderes de todas las naciones y religiones compartiendo un espacio santo o casi. Creo que es el único lugar donde pueden encontrarse sin pelear. Se ven árabes y judíos, musulmanes, cristianos, todos vendiendo. No hay peleas ni reyertas ni rencores. Se ayudan mutuamente, recíprocamente, conjuntamente.